DESDE LAS TRINCHERAS: "No puedo ser cómplice de esto"
Siempre he defendido que es necesaria una izquierda en España. Una izquierda decente, luchadora y coherente. ¿Por qué? Sencilla cuestión, porque el mundo no es negro o blanco –o azul y rojo, si lo prefieren–, sino que está compuesto de una miríada de matices grises. Quizá esa sea la razón por la que nunca he pertenecido a la militancia de ningún partido político. No me caso con nadie porque nadie se casa conmigo, entre otras cosas, y porque también tengo la mala costumbre de pensar por mí mismo y no duraría frente a la disciplina de partido ni dos telediarios.