Una oportunidad desaprovechada es ese instante que parece alargarse en el tiempo y que después pasa de manera precipitada para no regresar jamás. Jamás es mucho tiempo… demasiado.
Hace poco me ha vuelto a ocurrir. Una ocasión, dos y hasta tres, aunque en la tercera no fui consciente, todo sea dicho con la finalidad de descargar parte de mi torpeza. Y el momento se me escapó entre los dedos como mercurio, líquido, veloz, efímero. Lo peor de esta situación no es ser consciente de que has perdido una oportunidad. Lo más terrible no es ser conocedor de que ese momento, con casi total seguridad, no volverá a reproducirse en el futuro. Con diferencia, lo tremebundo del asunto radica es ese insidioso “y si…” que te queda en la cabeza, espoleando tu ánimo en los días venideros.
La vida está compuesta por las decisiones que tomamos y las que dejamos de tomar. Los hilos de nuestra existencia se dividen o terminan abruptamente en una maraña de posibilidades que marcan nuestro devenir. Cuando tomamos una decisión, nuestra determinación genera a su vez nuevas posibilidades. Cuando negamos un camino, el hilo se rompe, y anula también otras vías que hubieran surgido a su vez, oportunidades, al fin y al cabo, perdidas para siempre, máxime si la repetición depende del funesto azar.
En estas me encuentro, con el tristemente celebérrimo “y si…” rondándome la cabeza, maldiciendo mi torpeza y mi falta de decisión. Sin quererlo, he cercenado un hilo que, como el clavo del anónimo dicho, tiene su importancia, incluso una que podría llegar a resultar capital. De nada sirve lamentarse por el tiempo perdido, lo sé, pero aún así, no puedo evitar preguntarme, ¿qué habría pasado de haber tenido la experiencia suficiente como para vencer mis miedos y dar el paso? Preguntas, preguntas… preguntas que no llegarán a obtener una respuesta.
¿Y si…?
Por un clavo se perdió una herradura,
por una herradura, se perdió un caballo,
por un caballo, se perdió una batalla,
por una batalla, se perdió el Reino.
Y todo por el clavo de una herradura.
Anónimo
Teoría del caos convertida en sabiduría popular.
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