En todo acto hay luces y sombras. En este caso trataré la parte más negativa de la conferencia que tuvo lugar en Casa del Libro Málaga.
A nuestra llegada a la librería, con un margen de tiempo suficiente como para montar algunos elementos, me encontré con la primera sorpresa desagradable: Casa del Libro había cometido un error programando dos actos para el mismo día y hora: una lectura poética de un lado y por el otro, mi conferencia.
Como podrán suponer, no resultó un hecho agradable para ninguna de las partes. Afortunadamente, los autores somos gente comprensiva y el responsable gestionó la crisis con bastante celeridad, no así algunos de los asistentes a la lectura poética, que parecieron tomarme a mí como el objeto del problema.
Errar es humano y los hombres somos seres imperfectos, por lo que conviene ser comprensivo con los fallos ajenos.
Desgraciadamente, no fue la única imprudencia cometida por Casa del Libro ese día.
He de decir que, de no ser por Aladena, la librería ni tan siquiera habría contado con Diario de un Cazador – Linaje y El Vuelo del Cisne para la firma posterior de ejemplares y añadiré que, cuando un autor ofrece una conferencia de manera gratuita, lo hace porque al término de la misma hará promoción de sus obras.
Claro que, de poco sirvió que el editor Francisco Vázquez, llevara los ejemplares en persona esa misma mañana a Casa del Libro porque, para sorpresa de todos, cuando los invitados se interesaron por las novelas, el personal le indicó que no se encontraban en la librería. Casa del Libro de Málaga salió perjudicada, pero también éste que les escribe.
Ni la conferencia, ni la lectura poética contaron con alguna suerte de cartel o una minúscula parte del escaparate dedicada a la difusión de los actos. Por tanto, concretamente en mi caso, llenar la sala fue un auténtico milagro que debo agradecer única y exclusivamente al interés del público.
En la mesa no había ni siquiera un triste botellín de agua con que aliviar la garganta durante la charla y, lo que resulta todavía más grave, al término de la conferencia, coincidiendo con la hora de cierre, los responsables de Casa del Libro "animaron" al público a abandonar el comercio apagando las luces de la sala y advirtiendo por megafonía que la librería cerraba sus puertas.
Por ahí no puedo pasar, pues me parece una falta de respeto incuestionable hacia los usuarios que, no sólo son clientes habituales o potenciales, sino que se habían desplazado únicamente con la intención de escuchar a un autor en la sede de la librería malagueña.
Manuel, director de Casa del Libro Málaga, le tengo que poner un suspenso mayúsculo. En todo el tiempo que llevo ofreciendo charlas, conferencias, firmas, etc., jamás me había sucedido algo tan vergonzante como lo acontecido el pasado miércoles.
El jueves, a primera hora de la mañana, en compañía de mi editor que, como podrán figurarse distaba mucho de estar contento, nos presentamos en la sede de la librería con la intención de recoger los ejemplares con que previamente se les había surtido –esos que estaban, pero según Casa del Libro no llegarían hasta el día siguiente, con suerte– y reunirnos con Manuel. El director no pudo atendernos en ese momento.
No obstante, hay que reconocerle que sí lo hizo después, vía telefónica, conmigo. No dudé en comentarle, como aquí he hecho, todos y cada uno de los desaguisados y expresarle mi profunda decepción. La conferencia fue un éxito, pero la imagen de Casa del Libro había quedado seriamente dañada.
Manuel tuvo a bien disculparse y aguantó el chaparrón como buenamente pudo. Desde aquí le doy las gracias, porque reconocer los errores y tratar de enmendarlos en la medida de lo posible le dignifica, pero no podemos olvidar que la mayor parte de ellos son irreparables a toro pasado.
Si el miércoles me hubiesen preguntado por mi futura implicación en algún otro evento en Casa del Libro Málaga habría contestado con una rotunda negativa. Debido a la llamada del jueves, dejo por el momento una puerta abierta aconsejando, eso sí, que en caso de no estar preparados para simultanear las tareas cotidianas que toda librería soporta con alguna clase de acto, mejor no organizarlos, que organizarlos mal.
Sirva esto como lección de la que todos aprendimos algo y esperemos que no vuelva a repetirse en el futuro.
Un saludo.
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sí, vale, soy Leara
sí, vale,
soy Leara
Gracias, Leara Martell (La
Gracias, Leara Martell (La Canción del Silencio), compañera y amiga escritora.
Tienes toda la razón, preocupa que una librería como Casa del Libro cometa esta clase de errores, algunos de ellos de principiante absoluto. Esperemos que mi trance haya servido para que mejoren la organización de actos y ningún autor tenga que pasar por algo parecido en el futuro. Estoy convencido de que así será.
Gracias por sumarte a los comentarios.
Un besote.
QUe esto ocurra en "Casa del
QUe esto ocurra en "Casa del libro" es malo, muy malo. ¡Qué vergüenza, por favor!
Nada hijo, que te salió muy bien la conferencia. Tú no te preocupes!