Las playas se atestan con propios y extraños. Algunos afortunados, viajan con la familia a otros lugares, lejanos o cercanos, y los que no pueden permitírselo, lo hacen con la imaginación, ¿quién sabe si con la ayuda de un libro? El sol, inclemente, nos fríe la sesera a placer y nosotros, que suspirábamos por el buen tiempo, añoramos la gélida mano del invierno. Somos así de inconformistas.
Desde aquí, me tomaré un tiempo para resolver mis asuntos personales, muchos de ellos largamente postergados debido a las obligaciones y, si los dioses quieren, también para tomar un pequeño descanso.
Creo que con más de diez mil visitas de direcciones únicas, nos merecemos este receso.
Os deseo unas felices vacaciones y espero teneros aquí en septiembre. ¡Disfrutad de lo que queda de verano!
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