Dada la actualidad y la fecha que acabamos de dejar atrás, no son pocos los románticos nostálgicos que siguen reivindicando y mitificando la II República que gobernó España.
Creo justo escribir sobre ello porque, como sucede con buena parte de la realidad histórica de nuestro pasado inmediato, entre aquellos que subvierten la historia y aquellos que la desconocen, la ensalada está servida.
Haré un brevísimo resumen de lo acontecido.
0.- En 1930 la alianza republicana lleva a cabo un pronunciamiento militar que fracasa. Recordemos que estamos en un sistema de monarquía constitucional similar (salvando algunas diferencias) al actual.
1.- El 12 de abril de 1931 se convocan unas elecciones municipales para elegir 80.000 concejales en toda España. En NINGÚN CASO se trató de un plebiscito para elegir entre Monarquía o República y, de hecho, la alianza republicana no salió victoriosa, con la salvedad de los grandes núcleos urbanos. Aún sin ser ninguna clase de referéndum, la idea republicana tiene una aceptación amplia en la España de aquellos años. Hay que señalar también que jamás se publicaron las cifras de los resultados de aquellas elecciones. Sin embargo, varios historiadores sostienen que, según los datos del Anuario Estadístico de 1932, los concejales monárquicos habrían obtenido la mayoría absoluta. Es decir, que el nacimiento de la II República no vino por las urnas ni tuvo en cuenta la opinión de los españoles, por tanto, podríamos decir que careció de una implantación democrática.
2.- Su majestad el rey Alfonso XIII renuncia a cuestionar los resultados electorales y entrega el poder para, según sus propias palabras: "Evitar un baño de sangre". Tal era la atmósfera de agitación imperante en España. Obviamente, pensando que con ello aceptaba las bases legales de una república democrática. Cosa que no tuvo lugar.
3.- Se proclama la República el 14 de abril tras la salida del rey.
4.- El nuevo régimen mantiene cierta continuidad de las instituciones monárquicas y de las estructuras legislativas con la excepción de la separación entre Iglesia y Estado. Apenas surge oposición, salvo por unos minoritarios grupúsculos de monárquicos y de comunistas (extrema derecha y extrema izquierda). Incluso la CNT (anarco-sindicalistas), disconforme al comienzo, se replantea su postura, terminando por aceptar el nuevo régimen de gobierno.
Hay que apuntar que había cinco grandes bloques políticos en la España del momento: el centro, la izquierda moderada, la derecha moderada, la extrema izquierda y la extrema derecha.
En el centro se encontraban los republicanos demócratas y liberales, representados en gran parte por el Partido Republicano Radical que dirigía Alejandro Lerroux. También había figuras representativas de pequeños partidos independientes y centristas como Niceto Alcalá-Zamora (que llegaría a ser presidente de la República) o Miguel Maura. Como curiosidad diré que ambos eran católicos practicantes. Era pues el centro una amplia mayoría con firmes intenciones democráticas y de respeto de las normas que de ella emanan, como un sistema jurídico constitucional sin intenciones reformistas radicales, sociales o culturales.
Entre la izquierda moderada (conocida como "la izquierda burguesa") encontramos figuras como Manuel Azaña, líder de la Izquierda Republicana y que tendría gran preponderancia en los sucesos venideros. La diferencia entre el centro y la izquierda moderada es que ellos sí consideraban que las reformas radicales, sociales y culturales debían estar incluso por encima de la ley.
En la extrema izquierda (o "izquierda revolucionaria") hallamos a la CNT, al Partido Comunista de España (PCE) y a otros partidos de corte comunista, pero algo más minoritarios.
Entre ambas izquierdas, la revolucionaria y la moderada, se encontraba el Partido Socialista Obrero Español, que se sumó a la coalición gobernante inicial de la República junto a los centristas y los republicanos de izquierdas. Para ellos, la República era un instrumento necesario para conseguir sus objetivos: una economía y una república socialistas.
La derecha moderada era mayoritariamente representada por el CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), mezclado con los demócrata-cristianos que perseguían un sistema católico similar al que se había implantado en Portugal o Austria. Eran, por tanto, una fuerza comprometida con la legalidad y que rechazaba la violencia.
La derecha radical la componían grupúsculos minoritarios y sin apenas importancia de monárquicos que fueron definidos como "los Alfonsinos", partidarios del depuesto Alfonso XIII, que terminaron fundando la Renovación Española, que pugnaba por la instauración de una monarquía no parlamentaria, neotradicionalista, católica y autoritaria. También podríamos incluir aquí a "los Carlistas", los monárquicos tradicionalistas originales, pero es que apenas contaban con fuerzas más allá de Navarra.
5.- Con la proclamación de la II República estalla el conflicto. Los primeros en agitar la violencia son los anarco-sindicalistas y los comunistas. Los activistas de la FAI-CNT comenzaron tres insurrecciones revolucionarias, entre enero de 1932 y enero de 1933, que se extendieron por media docena de provincias y se saldaron con la muerte de 200 personas.
Por su parte, la derecha radical responde organizando una revuelta militar encabezada por el laureado general José Sanjurjo (el 10 de agosto de 1932) y que fue conocida como la "Sanjurjada". Apenas tuvo repercusión, más allá de unas escasas horas en la provincia de Sevilla. Se saldó con la muerte de 10 personas.
Por tanto, podemos deducir que la República sufrió cuatro alzamientos: tres por parte de la extrema izquierda y uno por parte de la extrema derecha, todos con escasas repercusiones que nunca llegaron a suponer amenaza alguna para el nuevo régimen.
Es en este breve pero inestable momento en el que comienzan las revueltas, con quema de iglesias, conventos, monasterios, colegios y hospitales religiosos. La Compañía de Jesús es expulsada de España y el cardenal Segura es exiliado.
6.- Entre 1931 y 1933 comenzaron las reformas del gobierno republicano, debilitado ya por el abandono de la mayor parte de los centristas (los socialistas alegaban el conflicto con los republicanos constitucionales basándose en que no podían defender un régimen sustentado en la democracia y en la propiedad privada). Este hecho llevó a que en septiembre de 1933 se quebraran las alianzas entre los republicanos de izquierdas y los socialistas provocando una nuevas elecciones.
7.- El 9 de noviembre de 1933 se celebraron los comicios (los primeros en los que votaron las mujeres).
Los socialistas se negaron a aliarse nuevamente con los republicanos y la opinión pública reaccionó de manera negativa a los resultados del reformismo republicano, especialmente en lo tocante a su denegación de plenos derechos civiles tanto para los católicos como para la Iglesia. Por tanto, el resultado de estas elecciones fue que, aún sin mayoría de votos, el CEDA obtuvo la pluralidad, convirtiéndose en el partido con mayor representación en las Cortes. Eso sí, seguidos de cerca por los radicales. Este resultado fue diametralmente opuesto al obtenido en 1931.
Ante la victoria de la derecha. los republicanos de izquierda y los socialistas exigieron entonces al presidente Alcalá-Zamora que anulase los resultados de las elecciones y les permitiera modificar la ley electoral para que en la nueva consulta quedase garantizado el triunfo electoral de la izquierda. No alegaron ilegalidad, únicamente objetaron que la derecha había triunfado y ello era inadmisible, rechazando así de pleno el principio básico de la democracia constitucional, y pretendiendo garantizarse un único resultado posible: el poder para sí mismos, incluso aunque hubieran que manipular las leyes para conseguirlo.
Lo irónico de todo el asunto es que la CEDA había aceptado unas leyes electorales elaboradas por sus oponentes izquierdistas que, además, les había otorgado la victoria.
Los centristas se negaron a reconocer el resultado de las elecciones para evitar que la derecha moderada, ganadora de las mismas, pudiera introducir cambios en el sistema republicano. Mientras que los socialistas fueron aún más allá, dejando atrás el sistema republicano y expresando su intención de introducir el socialismo de pleno en España. Es decir, las izquierdas negaron la victoria electoral de la derecha pues, sencillamente, la derecha moderada no tenía derecho a ganar una elecciones e implantar sus propios cambios. El afán de la izquierda por ignorar el resultado de las urnas en favor de lo que ellos calificaban como "el deseo de la sociedad española" hubiera supuesto el fin de de la democracia en España. El presidente Alcalá-Zamora rechazó cuatro solicitudes diferentes de la izquierda moderada para anular los resultados electorales y cambiar las leyes.
Como resultado de todo esto, el centro se diluyó y debilitó, la derecha moderada se mantuvo inamovible y la izquierda moderada se volvió excluyente, insistiendo en una República únicamente de izquierdas, en tanto una gran parte del socialismo abrazaba la revolución violenta.
En octubre de 1934 las izquierdas se alzan en armas contra el gobierno, que usa al ejército para sofocar los actos violentos y defender la legalidad republicana. Los responsables son capturados y juzgados, entre ellos Largo Caballero, líder del PSOE, que fue condenado a 30 años de cárcel, aunque pronto fue puesto en libertad.
8.- En una lucha de tiras y aflojas, el presidente Alcalá-Zamora disolvió el parlamento y convocó elecciones para el día 16 de febrero de 1936, sin contar con la mayoría de la CEDA de Gil-Robles, dispuesta a formar nuevo gobierno. Estas elecciones las ganó el Frente Popular.
El nuevo gobierno se niega a investigar los actos violentos de 1934 y el discurso de odio se extiende como la pólvora por España desencadenando una nueva revuelta popular que incendia las calles rápidamente. Arden templos, iglesias e incluso catedrales. Se profanan las tumbas. Se promueve la mofa y el odio a todo lo cristiano. Se destruyen incontables obras pertenecientes al patrimonio artístico español, la mayor parte de ellas irreemplazables. Comienzan las huelgas interminables y generalizadas y se destituye inconstitucionalmente al presidente de la República.
Ante las quejas de la oposición por el desorden generalizado y el incumplimiento de la ley, el gobierno respondió con amenazas de muerte, pronunciadas incluso en las Cortes, que culminarían con el asesinato del jefe de la oposición: José Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936. Además, el gobierno también armaría a los sindicatos.
Este caldo de cultivo sembró las simientes de lo que sucedería a continuación: el alzamiento militar que daría lugar a La Guerra Civil Española.
Como conclusión, voy a dejar unas palabras pronunciadas por algunos de los propios padres espirituales de la II República tras comprobar el mayúsculo desastre y la terrible experiencia que había supuesto para España. Juzguen ustedes mismos:
Gregorio Marañón: "¡Qué gentes! Todo en ellos es latrocinio, locura y estupidez. Tendremos que estar varios años maldiciendo la estupidez y la canallería de estos cretinos criminales. ¿Cómo poner peros, aunque los haya, a los del otro lado? Lo más irritante de los rojos es su constante mentira."
Pérez de Ayala: "Lo que nunca pude concebir es que hubieran sido capaces de tanto crimen, cobardía y bajeza. Cuanto se diga de los desalmados mentecatos que engendraron y luego nutrieron a sus pechos nuestra gran tragedia, todo me parecerá poco."
Manuel Azaña: "Son una caterva de botarates. ¿Tendremos que resignarnos a que España caiga en una política tabernaria incompetente, de amigachos, codicia y botín, sin ninguna idea alta?"
Si los propios padres intelectuales de la República llegaron a decir esto de aquellos que la emplearon para sus propios fines salvajes, violentos y tramposos, ¿podemos estar seguros de que España está preparada para una Tercera República?
Esto es únicamente un breve resumen con lo esencial, pero animo a los lectores a que se documenten por sí mismos, lean, se informen e investiguen, pues la verdad es la única manera de combatir la mentira. Les aconsejo al historiador e hispanista Stanley G. Payne, que me ha ayudado a documentar este artículo.
Actualización: Aprovecho también para recomendar el excelente vídeo de Jano García que podéis ver aquí.
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Completamente de acuerdo con…