Hijos de la democracia estamos dormidos. He querido recordar en algunas de las entradas anteriores que la democracia y, por ende, la libertad, no son gratuitas. En su día costaron sangre, sudor y lágrimas a muchos individuos, garantistas de las mieles de las que disfrutamos hoy.
Puede que la democracia no sea el sistema perfecto, porque ninguno lo es, pero dentro de las opciones a nuestro alcance, es el menos imperfecto. La democracia se basa en la libertad del individuo. Es la gran piedra angular sobre la que reposa y la única manera de derribarla es quebrar esa piedra angular.
También vengo repitiendo en entradas anteriores que el comunismo es el gran enemigo de la libertad. Un régimen totalitario investido de buenas intenciones que, a renglón seguido de lo explicado someramente en los párrafos anteriores, desea la destrucción de la libertad individual y colectiva.
Muchos quieren proclamar que la historia de comunismo es sinónimo de libertarismo y de lucha contra la explotación. Quizá esta sea la primera fake new de la Historia. El comunismo jamás ha deseado la libertad del individuo porque un individuo libre es un individuo que escapa al control. El comunismo jamás ha buscado la libertad de las naciones, esencialmente por la misma razón. El claro ejemplo que tenemos de ello es que las únicas dictaduras que quedan en el mundo son comunistas y no son precisamente paradigma de libertad o prosperidad salvo, quizá, con la única excepción de China, que en cuanto a lo económico ha sabido adaptarse, no así en lo referente a la libertad de su ciudadanía.
Me he dado cuenta de que en ocasiones doy por hecho que los lectores conocen ciertos datos y, en muchos casos es así, pero en otros muchos, resulta que nuestros jóvenes desconocen el pasado. Diré para ellos que el comunismo está ilegalizado en “regímenes totalitarios” como la Alemania actual, exactamente igual que el nazismo. La razón es que el comunismo ha sido el régimen totalitario más asesino y sanguinario de la Historia de la Humanidad. Y esto es mucho decir, desgraciadamente.
Aclarados estos conceptos iniciales, regresamos a la situación de nuestro país.
Llevo callado un tiempo y diré que me ha costado no entrar al trapo de algunas de las situaciones políticas que hemos atravesado en los últimos tiempos. He tenido que hacer un ejercicio de contención, porque yo no soy político ni vivo de la política ni cobro de la política y, como todo el mundo sabe, cuando plantas los pies en la ciénaga de la opinión (política) siempre dejas rastro y te manchas inevitablemente. Esto es, que te creas enemigos acérrimos y hieres sensibilidades. Esto no es que me importe demasiado, aunque parece que, a partir de hoy, puede que tenga sus consecuencias.
De tal modo, llevo advirtiendo desde hace tiempo del peligro que supone Pablo Iglesias y Podemos en la cumbre política española. ¿Por qué? Bien, paso a resumirlo brevísimamente.
Pedro Sánchez quería ser presidente a toda costa. Sánchez pacta con aquellos que le quitaban el sueño (Podemos) según sus propias palabras y con aquellos con los que dijo en reiteradas ocasiones que jamás pactaría (Bildu, Ezquerra Republicana de Cataluña, etc). Obviamente, Pedro Sánchez tiene que darles algo a cambio de su apoyo.
En el caso de los independentistas y nacionalistas más y más concesiones para su separación del Estado español (de los del español como lengua vehicular hablaré próximamente).
En el caso de Podemos, más políticas comunistas.
Y así, el gobierno social-comunista que nos rige ha dado pasos que son de manual. En este caso, del manual de Lenin para llevar a efecto el comunismo en un país. Entre sus muchos puntos, algunos esenciales:
1.- Destrucción de la economía. En esto, la pandemia ha servido a sus propósitos maravillosamente. Destruir empresas, destruir autónomos y aniquilar empleos les sirve para ofrecer la salvífica solución de una paga estatal. Control económico.
2.- Control del poder judicial. Ahí estamos viendo las luchas intestinas para lograr hacerse con la mayoría de los jueces o, por ejemplo, la ausencia del Rey en un acto institucional relacionado con la judicatura, o la designación partidaria del fiscal del estado.
3.- Aniquilación de la independencia de los medios de comunicación. Esto es, censura. Justo la ley que pretenden aprobar ahora con la excusa (sus excusas siempre están disfrazadas de buenas intenciones) de luchar contra las fake news. Esta nueva ley les permite intervenir las opiniones que les resultan molestas, aquellas que son contrarias o que no concuerdan con la verdad oficial. Incluso presentándose en el domicilio de los implicados sin previo aviso.
Estamos asistiendo a la muerte de la democracia, amigos. Al recorte sistemático de las libertades de los individuos que, como decía al comienzo, es la piedra angular de nuestro sistema. Y nosotros, seguimos amordazados, dormidos y distraídos con los infinitos sistemas que han diseñado para tenernos anestesiados.
Levantaos, hijos de la democracia; despertad, porque eso que pasaba en otros países, eso que jamás podría suceder en España está pasando.
Si no me censuran próximamente, seguiré aquí, siendo un modesto contador de historias, un librepensador que continuará ofreciendo su opinión a través de la red de redes.
Recordad, la verdad nos hará libres.
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