Uno no termina de valorar suficientemente la importancia de la Fiesta que vivimos hoy. El final de una semana de penitencia que se resuelve con la nueva esperanza, con la ilusión de un mañana mejor, de un mundo en paz, con la alegría de una promesa renovada.
Os deseo a todos unas Felices Pascuas, pero, sobre todo, deseo que las viváis de corazón.
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