Vivimos malos tiempos para la literatura. Hace unos meses nos veíamos en la obligación de despedir a Miguel Delibes. Ayer nos dejaba huérfanos otro gran escritor: José Saramago.
Don José finalizó su existencia terrena a las 12:00 del mediodía, hora literaria por excelencia que diría Jorge Guillén, a la edad de 87 años, en su Lanzarote amado. Portugués de nacimiento y español de adopción, nos deja una buena cantidad de obras que reflejan su pensamiento y guardan también un pedazo de su corazón.
No estuve de acuerdo con muchos de sus planteamientos, pero ello no es óbice para reconocer que hemos perdido a un compañero apreciado y que su falta se dejará notar en las letras.
Maestro, donde quiera que esté, descanse en paz.
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